La experiencia de paciente es el recorrido del paciente desde la aparición de los primeros síntomas (dolor de encías o diente roto, por ejemplo) hasta que se realiza el tratamiento en tu clínica dental.

Esta experiencia de paciente va a determinar que un paciente sea fiel a nuestra clínica dental y que además nos recomiende cuando algún familiar o amigo le pregunte si conoce a un dentista. Esta experiencia tiene que ser perfecta.

¿Y qué es una experiencia de paciente perfecta?

Si hacemos una comparación entre las empresas multinacionales gigantes dónde el cliente es simplemente un número, veremos que muchas veces el servicio al cliente es pésimo.

¿Cómo te has sentido cuando has contactado con alguna multinacional dónde eres un simple número de cliente, como por ejemplo, tu banco o tu compañía telefónica?

En comparación, las pequeñas y medianas empresas como las clínicas dentales, tienen la agilidad y la conexión personal para crear una excelente experiencia para el paciente.

La interacción humana podría ser solo una de las formas en que nosotros, los pequeños, tenemos la ventaja sobre las multinacionales.

El truco es que solo necesitas saber cómo hacerlo.

Todos sabemos que a nadie le encanta sentarse en el sillón dental del dentista y además pagar por ello. Pero es necesario, lo mismo que tener Internet y servicio telefónico o una cuenta bancaria.

La Odontología, al igual que la banca y las telecomunicaciones, es una necesidad. Ofrecer una experiencia maravillosa al paciente es una gran oportunidad para que los dentistas hagan algo diferente y se destaquen entre la multitud de clínicas dentales que compiten entre sí. Los pacientes satisfechos pueden ser sus embajadores de marca más fuertes y ruidosos. Al igual que con los médicos y los mecánicos de coches, una vez que haya encontrado uno bueno, querrá contárselo a todos los que conoce.

Pero, ¿Cómo creamos constantemente una gran experiencia para el paciente?

 Ir al dentista es un proceso emocional para el paciente.

Muy a menudo, en el mundo moderno de hoy, puede parecer que somos simplemente compradores de productos o servicios. Piensa en compras que no sean necesarias. Tal vez un bolso o ese bonito reloj que has estado mirando. Formas una respuesta emocional a estos elementos. Te sientes feliz cuando lo ves o te gusta la forma en que retrata tu imagen al mundo. Y por ese motivo, lo compras.

Cuando algo se convierte en una compra emocional, el precio se vuelve irrelevante. Si lo quiere lo suficiente y además lo necesita como puede ser un tratamiento de implantes o de ortodoncia, no le importará cuánto cueste.

La buena noticia es que ir al dentista ya es un proceso emocional. El paciente puede sentir dolor o miedo por un tratamiento. Eso es emotivo. Si tu clínica dental puede brindar una experiencia de paciente segura y acogedora, puedes aprovechar esta energía emocional en algo positivo. Puede convertirse en el lugar, no donde ocurrió un tratamiento doloroso, sino donde experimentó una atención excepcional como paciente.

Y todo comienza desde el momento en que un paciente entra por la puerta de tu clínica dental. E incluso, antes de eso, cuando por primera vez llama a tu clínica dental para pedir información o reservar una cita.

 

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